L. A. Ramos y S. Franco
Los hallazgos paleontológicos en El Páramo son escasos, si bien hay algunos, como el que pasamos a narrar, que son francamente interesantes, y nos pueden dar una idea de la fauna que pobló estas tierras cuando el clima y el paisaje eran otros.
En los años 30 unos obreros excavaban un pozo en Mansilla del Páramo cerca de lo que hoy son las piscinas y el campo de fútbol, en la margen izquierda del «Arroyo de la Güerga» y encontraron a pocos metros de profundidad los restos de lo que en el pueblo creyeron un dinosaurio, Evelio Rodriguez, vecino de esta localidad guardó algunos de estos fósiles intuyendo que podían tener cierta importancia.
Un paleontólogo de la época, García Sáinz, pudo visitar la escombrera de dicho pozo y recoger allí dos piezas dentales petrificadas correspondientes a la mandíbula inferior de un animal que determinó como Mastodons angustidens, un mastodonte.
Los mastodontes eran animales parecidos a los elefantes actuales que campaban a sus anchas por estas tierras en el Terciario cuando el clima era otro y El Páramo, tal y como lo conocemos en la actualidad, aun no existía.
Los restos conservados por la familia de Evelio Rodriguez, corresponden a dos piezas dentales, varios trozos del hueso mandibular en el que iban insertas y de las raíces dentales, así como fragmentos de un hueso correspondiente a una extremidad, y varios fragmentos del marfil de un colmillo.