Eutimio Castellanos Aparicio
Denominada popularmente como la “Fiesta de la Virgen de las Angustias” se celebra en La Milla del Páramo cada año, el día 22 de abril. Constituye tanto para el pueblo de La Milla como para los demás pueblos que forman la cofradía, un orgullo mantener esta tradición, marcadamente religiosa, en la cual se venera a nuestra preciada Virgen de las Angustias, y que se remonta a orígenes muy lejanos en el tiempo.
La talla de esta imagen data del siglo XVI como acredita el “Estudio histórico-artístico de la imagen” realizado por el Restaurador Javier Alonso, documento que se adjunta en esta memoria. Dicha talla está alojada en el interior de la Iglesia Parroquial de La Milla del Páramo.
Según cuenta la leyenda, en el traslado de la Virgen al pueblo de Villadangos del Páramo, hubo una serie de percances que hicieron comprender a los vecinos de la comarca, la negativa de la Virgen a irse de la Milla del Páramo. Cuenta también que, habiendo respondido siempre a las rogativas efectuadas en periodos de sequía, La Milla, en agradecimiento, celebra cada año esta festividad en su honor.
La Romería comienza por la mañana con la Santa Misa, concelebrada por los párrocos titulares de los demás pueblos cofrades, cuya relación se detalla a continuación:
La Milla tiene comprometido su Voto con la Virgen de las Angustias. Por eso, en la tarde del 22 de abril sale en procesión por los campos, un año en dirección sur y, al año siguiente, hacia el norte. Las campanas no cesan de repicar durante todo el recorrido. El pendón verde y púrpura de la Junta Vecinal de la La Milla del Páramo va delante, seguido por la Cruz procesional, la Virgen de las Angustias y cientos de romeros y ofrecidos –descalzos algunos-, que piden mercedes o agradecen favores ya concedidos.
En los años de gran sequía, los seis pueblos “votan” la salida de la Virgen, se celebra una novena y acuden a la procesión con sus pendones.
Finalizado el acto, ya en el interior de la iglesia, gran cantidad de fieles proceden, en un continuo discurrir, a cantar la Salve y seguidamente besar el venerado manto.
Para dar por concluida la festividad, la Junta Vecinal de La Milla ofrece a todos los asistentes, un ágape de confraternización amenizado con música tradicional.